Iglesias Cristianas de Dios

 

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La Ciudad de Dios [180]

 

(Edición 1.2 19961004-19991018)

 

 

El Libro de Apocalipsis da cuenta de un tiempo cuando la Ciudad de Dios será establecida. Este artículo discute sobre esta Nueva Jerusalén, sus simbolismos y su significado.

 

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La Ciudad de Dios [180]

 

 


La última fase de las actividades de la tierra se centra en el Juicio del Gran Trono Blanco, de Apocalipsis 20. Esto tiene lugar al final del Milenio después de la última guerra de Rebelión.

 

Apocalipsis 20:7-10 7 Cuando los mil años se cumplan, Satanás será suelto de su prisión 8 y saldrá a engañar a las naciones que están en los cuatro ángulos de la tierra, a Gog y a Magog, a fin de reunirlos para la batalla. Su número es como la arena del mar. 9 Subieron por la anchura de la tierra y rodearon el campamento de los santos y la ciudad amada; pero de Dios descendió fuego del cielo y los consumió. 10 Y el diablo, que los engañaba, fue lanzado en el lago de fuego y azufre donde estaban la bestia y el falso profeta; y serán atormentados día y noche por los siglos de los siglos. (RV)

 

Esta última guerra involucra un ataque al campamento de los santos en Jerusalén. Satanás es capaz aun después de los mil años de gobierno justo, de persuadir a las naciones para que marchen contra Cristo nuevamente. El problema inherente es de la auto-justicia entre las personas. Satanás es liberado para que este impedimento principal a la capacidad de la humanidad de participar en el Reino de Dios, pueda ser tratado. Después de esto, Satanás es removido y su poder espiritual es sujetado y usado como un recordatorio de la Rebelión. Luego tiene lugar la segunda resurrección de los muertos.

 

Apocalipsis 20:11-15 11 Vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo y ningún lugar se halló ya para ellos. 12 Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego. (RV)

 

Hemos visto el proceso de la resurrección, y el juicio de los demonios y de la humanidad. La siguiente fase es la entrega del poder de Cristo a Dios.

 

1Corintios 15:20-28 20 Pero ahora Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que murieron es hecho, 21 pues por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. 22 Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. 23 Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. 24 Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder. 25 Preciso es que él reine hasta que haya puesto a todos sus enemigos debajo de sus pies. 26 Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte, 27 porque todas las cosas las sujetó debajo de sus pies. Y cuando dice que todas las cosas han sido sujetadas a él, claramente se exceptúa aquel que sujetó a él todas las cosas, 28 Pero, luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos. (RV)

 

Este proceso de sometimiento involucra también el sometimiento de Jesucristo. Cristo, por lo tanto no es igual ni co-eterno a Dios, sino más bien es parte del proceso de Dios de ser todo en todos. A fin de que haya un Dios y Padre de todos, por encima de todos, y en todos (vea también a Efesios 4:6).

 

Este proceso involucra la creación de un cielo nuevo y una tierra nueva donde las cosas anteriores ya no son recordadas (Isaías 65:17). La simiente de Israel permanecerá ante Dios en este nuevo sistema (Isaías 66:22) hasta que toda carne se haga obsoleta después de la resurrección, al final del Milenio. Sión es la ciudad fiel (Zacarías 8:3). La nueva Jerusalén baja del cielo (Apo. 3:12).

 

Esperamos el cielo nuevo y la tierra nueva en la cual mora la justicia (2Pedro 3:13). La Ciudad de Dios fue esperada por los fieles, por lo menos desde Abraham (Hebreos 11:10). Ésta fue la visión de los patriarcas. Nosotros seremos introducidos en la Ciudad (Efesios 2:6,18-22). El Salmo 48 muestra que la Ciudad de Dios está en los Montes de Su santidad.

 

Hebreos 8:5 muestra que el tabernáculo terrenal era meramente un modelo o sombra del tabernáculo espiritual divino del Monte o Jardín de Dios.

 

El tabernáculo de Israel fue extendido en el templo de Salomón de acuerdo a un modelo (1Crónicas 28:10-12 en ade.). Esta extensión era para demostrar que Dios estaba extendiendo Su tabernáculo divino y reubicando esta estructura extendida para incluir la creación humana en la tierra. Esto se hizo en tiempo de paz y no de guerra pero condicional a la obediencia y la lealtad (1Crónicas 28:10). Dios luego moraría allí por siempre (Ezequiel 43:1-9). Esto se hizo según un patrón de la promesa (Ezequiel 43:10 hasta 44:31). Ezequiel 43:11 muestra que la forma debía ser acorde al formato dado en los Suras, que son ordenanzas escritas que conciernen a la profecía y la ley (esto se comprende mejor cuando vemos que el Corán fue escrito en Suras; Por lo tanto, instrucciones).

 

Ezequiel 43:11 11 Y si se avergüenzan de todo lo que han hecho, hazles entender el diseño de la casa, su disposición, sus salidas y sus entradas, todas sus formas, todas sus descripciones, todas sus configuraciones y todas sus leyes. Descríbelo delante de sus ojos, para que guarden todos sus detalles y todas sus reglas, y las pongan por obra. (RV)

 

En Ezequiel 43:10, vemos que la descripción del templo se describe a Israel para avergonzarlos por sus iniquidades. Ellos mismos reciben instrucciones de medir el diagrama. El diagrama (hebreo toknit; LXX diagraphes) es una norma mediante la cual evaluar acorde a un estándar.

 

Cristo no entró a los lugares santísimos hechos con manos, los cuales son copias (griego: antitypos o representaciones) de los verdaderos, sino que al cielo mismo, para presentarse en presencia de Dios por nosotros (Hebreos 9:24).

 

La Ciudad de Dios es también el Jardín de Dios y el Paraíso de Dios

 

Génesis 2:8 alude a esta situación. Ezequiel 28 e Isaías 14 tratan sobre el hecho de que Satanás fue puesto como y con un querubín protector ungido (el texto es ambiguo). En otras palabras, parecería que hubo dos de ellos. Esto es reforzado por la decoración del arca del pacto. Según vemos en Ezequiel 28:16, el ungido querubín protector arrojó a Satanás de la Montaña de Dios (vea Salmo 45:6-7 para el ungido).

 

Una comparación de los textos más antiguos del versículo 16 de la LXX y Orígenes comparados con la RSV, la NRSV, la NEB, la TEV, la Moffatt y la Biblia Amplificada muestran el texto tal cual es dado en Orígenes (De Principiis, L. 1.4):

 

En la abundancia de tu tráfico fuiste lleno de violencia, y has pecado; y te he arrojado como una cosa profana de la montaña de Dios, y el querubín guardián te arrojó de entre las piedras de fuego.

 

Satanás también era un Hijo de Dios en esta Montaña o Paraíso de Dios (Job 1:6; 2:1; 38:4-7; Ver también el artículo El Gobierno de Dios [174]) 1:2, sección Hijos de Dioshttp://www.logon.org/english/s/p174.html).

 

La Ciudad Celestial y la Montaña de Dios son equiparadas al Monte de la Congregación. Este Jardín del Edén o Paraíso que está en los cielos (2Cor. 12:2-4) descenderá a la tierra donde le es preparado un lugar. Esta área fue también el Edén terrenal. Se sabe que Sión será como el Edén (Isaías 51:3).

 

Edén como el Jardín de Dios

 

Sabemos que Dios plantó un huerto (Gén. 2:8). La analogía en Génesis guarda relación con la Iglesia. La caída de Adán y Eva es dada como una lección referente a la Iglesia y Cristo en oposición a Satanás (Gén. 3:8-19). La mujer es la Iglesia que siente anhelo por su esposo (Gén. 3:15; Apo. 12; Ezequiel 16). Su simiente herirá la cabeza de Satanás y éste herirá su talón (Gén. 3:15). La rebelión bajo Satanás será aplastada (vea Romanos 16:20).

 

Nuestra madre es la iglesia, que es la Nueva Jerusalén, la Madre de todos nosotros (Gálatas 4:26). Aparte de la ciudad de Dios, no hay madre a excepción de Eva, la madre de todos que es el prototipo de la Iglesia.

 

El Jardín se convierte en la Iglesia según Cantar de los Cantares 4:12-16; 5:1 (ver el escrito Cantar de los Cantares [145]). En este Jardín está el Árbol de la Vida en medio del Paraíso o el Jardín de Dios (Apo. 2:7). Los elegidos tienen derecho a este árbol a través de Cristo y la ley de Dios (Apo. 22:14).

 

Antes de la caída, Adán tuvo acceso a Dios como también lo tiene la Iglesia después de la Redención del Bautismo. Los árboles son entidades espirituales (vea el artículo La Caída de Egipto [036]; vea Ezequiel 28). Todos ellos eran alimento para ser ingerido, pero dos fueron prominentes. Satanás parece ser comparado con el árbol del conocimiento del bien y el mal (Ezequiel 28:12-13; 31:8-9). Los otros árboles envidiaban a este árbol. Satanás estaba en el Huerto. El concepto de ocultarse entre los árboles indica un deseo de ubicar la culpa en los instructores o intermediarios. Nuestra relación es finalmente con Dios.

 

El Monte Sión, La Ciudad Santa, La Montaña de Dios y la Iglesia de Dios son expresiones equivalentes a la morada de Dios

 

Dios es el constructor de la Ciudad (Hebreos 11:9). Él es también el pedernal de circuncisión (Josué 5:2), la roca de Israel sobre la cual las fundaciones y las piedras son colocadas (Deut. 32:15,18,30-31; 1Sam. 2:2; Isaías 26:4; Isaías 51:1-2) y de la cual el Mesías es cortado (Daniel 2:34,45). La Ciudad es construida, como una morada para Dios, sobre los fundamentos de los apóstoles y los profetas, Cristo siendo la principal piedra angular (Efesios 2:19-22).

 

Salmo 68:15-16 demuestra que Dios elige vivir en el Monte Basan. Esto, por lo tanto, es una transferencia de morada a la tierra para el Templo de Dios. Esto se refiere al Salmo 48 como la Ciudad designada de Dios en la Montaña de Su Santidad.

 

Dios luego vendrá a la tierra y transferirá la administración del universo aquí. Entonces el mundo será lleno de Su gloria (Isaías 6:3). Dios y el Cordero se convierten en las luces de este sistema.

 

Apocalipsis 21:1-2 1 Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más. 2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido. (RV)

 

Aquí, la Ciudad Santa es también como una novia engalanada para su marido. Pero los elegidos ya han celebrado su cena de bodas con Cristo. Esta última unión se refiere a la unificación final de toda la Hueste celestial bajo Jesucristo.

 

Apocalipsis 21:3-4 3 Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios. 4 Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte,  ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor;  porque las primeras cosas pasaron. (RV)

 

La distinción aquí es que Dios mismo estará con los hombres en lugar de Cristo como el emisario de Dios y el Espíritu Santo como el otorgamiento de la esencia de Dios. El nuevo sistema es de inmortalidad conferida por Dios a Su creación. El Espíritu Santo es el aglutinante que construye, y liga la Ciudad de Dios como un edificio.

 

Apocalipsis 21:5-8 5 Y el que estaba sentado en el trono dijo: He aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Y me dijo: Escribe; porque estas palabras son fieles y verdaderas. 6 Y me dijo: Hecho está. Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin. Al que tuviere sed, yo le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida. 7 El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. 8 Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda. (RV)

 

Dios aquí confiere la vida eterna a la segunda resurrección también. Teniendo en cuenta que la primera resurrección fue hace ya mil años, hablamos aquí de la segunda resurrección o resurrección general que confiere la vida eterna al arrepentido también. Dios El Padre es el Alfa y la Omega. A Cristo le es conferida la posición de protos y eschatos o sea primero y último por el Padre (ver Apo. 1:8,17 Biblia de Jerusalén, no RV). Hay una distinción en estos términos. La descalificación para la vida eterna en la segunda resurrección es enumerada aquí. A los que no se arrepienten, simplemente se los deja morir y son quemados como residuos.

 

Apocalipsis 21:9-14 9 Vino entonces a mí uno de los siete ángeles que tenían las siete copas llenas de las siete plagas postreras, y habló conmigo, diciendo: Ven acá, yo te mostraré la desposada, la esposa del Cordero. 10 Y me llevó en el Espíritu a un monte grande y alto, y me mostró la gran ciudad santa de Jerusalén, que descendía del cielo, de Dios, 11 teniendo la gloria de Dios. Y su fulgor era semejante al de una piedra preciosísima, como piedra de jaspe, diáfana como el cristal. 12 Tenía un muro grande y alto con doce puertas; y en las puertas, doce ángeles, y nombres inscritos, que son los de las doce tribus de los hijos de Israel; 13 al oriente tres puertas; al norte tres puertas; al sur tres puertas; al occidente tres puertas. 14 Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del Cordero. (RV)

 

La Ciudad Santa es un edificio espiritual. Está compuesta por los hijos de Dios. La Nueva Ciudad Santa de Dios se basa en la misma estructura tal como fuera dada a Moisés en el Sinaí. Está compuesta por cuatro divisiones de tres, totalizando doce. Las doce tribus de Israel son la base de las divisiones. Todo los Gentiles de toda nación son asignados a estos doce grupos. Los doce apóstoles son los jueces encabezando a las doce tribus (Mateo 19:28). Los doce apóstoles son las doce fundaciones de la ciudad. Son las doce piedras de Israel a las que la historia y la profecía se refieren (Josué 4:5). Los 144,000 se componen de 12,000 asignados a cada tribu (Apo. 7:5-8). Aquí la noción de gobierno es lo contrario a la de la jerarquía. Es una de soporte donde la fundación es los apóstoles y la Ciudad estriba en esas fundaciones.

 

Apocalipsis 21:15-16 15 El que hablaba conmigo tenía una caña de medir, de oro, para medir la ciudad, sus puertas y su muro. 16 La ciudad se halla establecida en cuadro, y su longitud es igual a su anchura; y él midió la ciudad con la caña, doce mil estadios; la longitud, la altura y la anchura de ella son iguales. (RV)

 

Los elegidos del sistema de Filadelfia son hechos pilares en el Templo de Dios (Apo. 3:12). Realizan una función crucial en el Milenio y por esa razón se vuelven centrales para la Ciudad de Dios.

 

La evaluación o medición del Templo tuvo lugar en Apocalipsis 11:1. Ese naos o Templo era de hecho los elegidos. Esta Ciudad no tiene Templo como veremos. Esta Ciudad es el Tabernáculo entero ya que extiende la presencia de Dios a cada individuo que compone sus paredes y estructura. Éste es un edificio espiritual de seres inmortales.

 

Esta Ciudad tiene doce mil estadios de largo, de alto y de ancho. Las dimensiones se basan también en el concepto de los doce mil para cada tribu, pero estructuradas aquí de modo tal que la Ciudad sea un cubo. La longitud de un estadio era tradicionalmente 600 pies grecos – o sea aprox. 200 yardas (Dictionary of Greek and Roman Antiquities (Diccionario de las Antigüedades Griegas y Romanas) de Smith). Había 400 codos en un estadio – por lo tanto 215.5 yardas (Interp. Dict. of the Bible (Interp. Dict. de la Biblia), Vol. 4, p. 838).

 

Doce mil estadios = 2,586,000 yardas; O 1,469 millas; O 2,364 kilómetros. Así cada pared mide 2,158,896 millas cuadradas o 5,586,624 kms cuadrados. Medida en estadios, la Ciudad de Dios es de 1,728,000,000,000 estadios cúbicos. El estadio equivale a 400 codos. Un codo es la medida de un ángel y un hombre (vea debajo). Así 1,728,000,000,000 x 400 puede ser la suma total de las entidades involucradas.

 

La Ciudad de Dios se basa en la distribución espiritual del sacerdocio de los 144,000.

 

La Ciudad de Dios es un cubo perfecto como el Santo de los Santos en el Templo de Salomón era un cubo perfecto de veinte codos. El altar de Ezequiel 43:16-17 tiene doce codos de largo y doce codos de ancho. Las dimensiones así se convierten en una extensión del concepto del Santo de los Santos y del altar. Dios por lo tanto está extendiéndose y replicándose a Sí Mismo. La estructura de la Ciudad esta basada en la selección de los elegidos quienes forman su estructura y dimensión.

 

Apocalipsis 21:17 Y midió su muro: ciento cuarenta y cuatro codos, según medida de hombre, la cual era la del ángel. (RV)

 

En la administración central hay mil entes de la Hueste angélica. Uno de los mil redimió a la humanidad (Job 33:23 RSV). Este Ángel de la Redención era el elohim de Israel (Gén. 48:15-16).

 

La pared era de 144 codos y la medida de un ángel es sinónima de la de un hombre. Por lo tanto, el género humano aquí se ha convertido en ángeles o hermanos y pares del reino angélico, como hijos de Dios, conforme a las promesas de Cristo en Lucas 20:36. Si a partir de este texto asumimos que guarda relación con los 144,000, hay 1,000 divisiones de 144 formando la pared y la estructura exterior de la ciudad de Dios. Podemos ver que hay dos concejos de 72 (el hepdamakonta [duo] de Lucas 10:1,17) en los 144. Sin embargo, había 1,000 de la Hueste angélica. Había 2,000 x 72 en los 144,000. Por lo tanto habría 2,000 sistemas duales (o 288,000 hombres y ángeles) en la nueva administración universal de Deuteronomio 4:19, gobernados desde aquí, de la tierra.

 

Apocalipsis 21:18 El material de su muro era de jaspe, pero la ciudad era de oro puro, semejante al vidrio limpio. (RV)

 

El sistema entero será como oro refinado en el fuego. No habrá pecado y esto será a los ojos de todos, como claro y perfecto.

 

Apocalipsis 21:19-21 19 Los cimientos del muro de la ciudad estaban adornados con toda clase de piedras preciosas. El primer cimiento era de jaspe, el segundo de zafiro, el tercero de ágata, el cuarto de esmeralda, 20 el quinto de ónice, el sexto de cornalina, el séptimo de crisólito, el octavo de berilo, el noveno de topacio, el décimo de crisopraso, el undécimo de jacinto y el duodécimo de amatista. 21 Las doce puertas eran doce perlas; cada una de las puertas era una perla. Y la calle de la ciudad era de oro puro, como vidrio transparente. (RV)

 

Las fundaciones de la ciudad eran los doce apóstoles. A cada una de estas fundaciones le es adjudicada una piedra preciosa como un símbolo de su aptitud para refractar la luz. Todas las piedras preciosas son evaluadas por su índice de refracción. La Luz es Dios y el Cordero. Cada uno de los doce tiene un valor intrínseco.

 

Las puertas de la Ciudad eran de una única perla. Esta única perla es la perla de gran precio del llamado de Dios (Mateo 13:46). Una perla se forma de una semilla plantada en una ostra. La semilla puede ser arenilla o polvillo. La ostra forma la perla depositando capa sobre capa de nácar alrededor de la semilla. Esta semilla es la semilla de mostaza del llamado como el Espíritu de Dios. Ésta es la razón por la cual cada puerta es una única perla. Cada uno debe hacer su propia perla y debe entrar a la Ciudad de Dios a través de la puerta estrecha (Mateo 7:14). Por lo tanto, la perla es el llamado de Dios, que es el medio por el cual se entra a la ciudad. Cada perla se hace de la semilla inicial y está construida por el Espíritu Santo como un producto de la persona u ostra individual. Ninguna persona puede dar esta entrada o producto a otro. Esto es la razón por la cual las vírgenes no le podrían dar el aceite de las lámparas a las vírgenes necias que no tenían suficiente.

 

La puerta de la Ciudad de hecho está construida sobre la ley y el testimonio (Isaías 8:20). Está construida capa sobre capa, precepto sobre precepto, línea sobre línea (Isaías 28:10). Esto constituye un conocimiento de los misterios de Dios (Mateo 13:11-17,18-23).

 

Apocalipsis 21:22-27 22 En ella no vi templo, porque el Señor Dios Todopoderoso es su templo, y el Cordero. 23 La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella, porque la gloria de Dios la ilumina y el Cordero es su lumbrera. 24 Las naciones que hayan sido salvas andarán a la luz de ella y los reyes de la tierra traerán su gloria y su honor a ella. 25 Sus puertas nunca serán cerradas de día, pues allí no habrá noche. 26 Llevarán a ella la gloria y el honor de las naciones. 27 No entrará en ella ninguna cosa impura o que haga abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero.  (RV)

 

Ahora hemos progresado hasta el punto donde no hay necesidad de Templo, ya que Dios y Cristo moran en toda la estructura. El Milenio fue el vehículo de prueba para la nueva estructura. Toda la Hueste es convertida y toda la estructura Gentil se ha asociado a esta Ciudad y es, de hecho, parte de ella a través de los elegidos y la administración. Los guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios (Romanos 8:14). Este plan de Dios fue diseñado antes de la fundación de la tierra.

 

Apocalipsis 22:1-5 1 Después me mostró un río limpio, de agua de vida, resplandeciente como cristal, que fluía del trono de Dios y del Cordero. 2 En medio de la calle de la ciudad y a uno y otro lado del río estaba el árbol de la vida, que produce doce frutos, dando cada mes su fruto; y las hojas del árbol eran para la sanidad de las naciones. 3 Y no habrá más maldición. El trono de Dios y del Cordero estará en ella, sus siervos lo servirán, 4 verán su rostro y su nombre estará en sus frentes. 5 Allí no habrá más noche; y no tienen necesidad de luz de lámpara ni de luz del sol, porque Dios el Señor los iluminará y reinarán por los siglos de los siglos. (RV)

 

El árbol de la vida es restaurado y la fruta es dada para la sanidad de las naciones bajo las doce divisiones que están basadas sobre las doce tribus de Israel. Así cada nación es injertada a una tribu.

 

La vida inmortal ha sido concedida a las naciones y ellas han sido sanadas. La estructura de gobierno de los cielos está de este modo todavía dentro de las asignaciones que Dios hizo bajo Sus setenta hijos al principio (Deut. 32:8 RSV, LXX y RMM). Las divisiones del universo tienen lugar de acuerdo con las doce tribus, en cuatro cuadrantes, según vemos era el modelo original, pero esta vez como un sistema sin fallas. Las divisiones se basan en los tres y los treinta, los setenta, y los 120 continuando hasta los 12,000 en cada tribu. A los elegidos les fue dada la administración del planeta durante el Milenio (Lucas 19:17-19), siendo como ángeles (Mateo 22:30). Son hijos de Dios (Mateo 5:3-11). Esta posición será extendida a todas las naciones (Mateo 8:11), siendo el placer de Dios el Padre (Lucas 12:32). Las divisiones actúan como reyes y sacerdotes para la creación para la siguiente fase del desarrollo del universo. Las 1,000 divisiones a las que nos referimos anteriormente, están basadas en la estructura de los 144,000, quienes a su vez tienen una infraestructura. Estas 1,000 divisiones de la Hueste angélica se combinan con las 1,000 de la Hueste humana. Esto haría a 2,000 concejos duales de los 144 anteriores, ambos humano y angélico.

 

El nombre de Dios es colocado en la frente de los siervos de Dios. Así, la autoridad de Dios sobre el universo descansa en la administración bajo Cristo. Estos seres juzgarán al universo. Todos son elohim (Zacarías 12:8). Rigen tanto la tierra (Salmo 8:1-9; Daniel 2:44-45), como el universo recién ordenado (Daniel 7:27,12:3; Deut. 4:19).

 

Apocalipsis 22:6-9 6 Me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto. 7 ¡Vengo pronto! Bienaventurado el que guarda las palabras de la profecía de este libro. 8 Yo, Juan, soy el que oyó y vio estas cosas. Después que las hube oído y visto, me postré a los pies del ángel que me mostraba estas cosas, para adorarlo. 9 Pero él me dijo: ¡Mira, no lo hagas!, pues yo soy consiervo tuyo, de tus hermanos los profetas y de los que guardan las palabras de este libro. ¡Adora a Dios! (RV)

 

El culto es debido sólo a Dios, o Eloah (Deut. 32:17). El deber de los elegidos es obedecer la Biblia como el mandamiento de Dios. Los elegidos reciben un entendimiento tal de la profecía, que esto se convierte en un mandamiento de Dios por derecho propio. Así, las profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento se convierten en órdenes que los elegidos deben implementar a medida que cae en su poder. Por lo tanto, la restauración es una orden para los elegidos (ver Isaías 66:19-24). Hemos puesto nuestra mano al arado y no debemos mirar atrás.

 

Apocalipsis 22:10-14 10 Y me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. 11 El que es injusto, sea injusto todavía; el que es impuro, sea impuro todavía; el que es justo, practique la justicia todavía, y el que es santo, santifíquese más todavía. 12 ¡Vengo pronto!, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra. 13 Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último. 14 Bienaventurados los que lavan sus ropas para tener derecho al árbol de la vida y para entrar por las puertas en la ciudad. (RV)

 

Los mandamientos son por lo tanto el derecho al árbol de la vida pero a través de la gracia en Cristo, o sea el testimonio de Jesucristo. Así que el bautismo a partir del testimonio del Mesías es el prerrequisito para la salvación y la ejecución correcta de la ley. Los conceptos de transgresión de la ley repetidamente han hecho fracasar a las personas. El concepto de estas personas que quedan fuera de la Ciudad de Dios no quiere decir que estas personas todavía existan cuando la Ciudad venga. Quiere decir que no pudieron entrar a la Ciudad de Dios durante su período de construcción que era él desde los patriarcas y profetas hasta el año 30 EC (era actual), y la Iglesia desde el año 30 EC hasta el Advenimiento, y desde el Advenimiento hasta la resurrección final y el juicio. Los que no pudieron arrepentirse quedaron afuera.

 

Apocalipsis 22:15-21 15 Pero los perros estarán afuera, y los hechiceros, los fornicarios, los homicidas, los idólatras y todo aquel que ama y practica la mentira.  16 Yo, Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana. 17 El Espíritu y la Esposadicen: ¡Ven! El que oye, diga: ¡Ven! Y el que tiene sed, venga. El que quiera, tome gratuitamente del agua de la vida.  18 Yo advierto a todo aquel que oye las palabras de la profecía de este libro: Si alguno añade a estas cosas, Dios traerá sobre él las plagas que están escritas en este libro. 19 Y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, Dios quitará su parte del libro de la vida y de la santa ciudad y de las cosas que están escritas en este libro. 20 El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. ¡Amén!¡Ven, Señor Jesús!  21 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén (RV)

 

La comprensión del Libro de Apocalipsis es revelada en los últimos días. La capacidad de actuar conforme a la verdad es el factor determinante. La comprensión del significado del plan de salvación es dada en lenguaje claro. En los últimos días, el mensaje es dado, pero no se arrepienten. Esta última fase es un tiempo aterrador. Dios ha dado a Satanás la autoridad para ver los resultados finales de su sistema. El mundo se está destruyendo a sí mismo y continuará haciéndolo, pero todavía no se arrepienten. Pronto será acortado el tiempo en el cual la tierra pueda ser salvada.

 

Cristo recibe la autoridad delegada por Dios. Él es el comienzo y el fin. Dios ha cumplido, en él, todas las cosas. Esas cosas son dadas libremente al ser humano en obediencia a Dios en la observancia a Sus mandamientos. Cristo impone las leyes de Dios a fin de que podamos tener la vida eterna. Somos la Ciudad de Dios, siendo construidos sobre los fundamentos de los apóstoles en Jesucristo.

 

 

 

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